El maquillaje y la fuerza enigmática de las Geisha
La fuerza enigmática y misteriosa de las Geisha (se escribe igual tanto en singular como en plural) es indiscutible. Me parece que lucen como muñecas vivientes de porcelana pero al mismo tiempo son fuertes, bellas, con un toque de fragilidad y vulnerabilidad; esta mezcla es lo que me atrae de ellas y su mundo.
Hay varias etapas para llegar a ser una Geisha (En Kioto) o Geiko (Afuera de Kioto), hay dos distintivas: Maiko, aprendiz de Geisha (sobretodo en Kioto) y Geisha o Geiko. La profesión de Geisha recurre en su ejercicio a toda una serie de artes tradicionales japonesas cuyo eje central es la estética: danza, ceremonia del té, música tradicional y juegos. Viven en distritos llamados Hanamachi (Ciudad de las Flores), la casa que habitan se llama Okiya (Casa de colocación) y dicho lugar lo dirige una Madre o Abuela, a la que las Geisha se dirigen con estos apelativos.
La palabra Geisha significa “Persona de las artes” y en este caso dirigidas hacia la estética y la seducción. Por lo tanto se preparan tanto interior como exteriormente para lograrlo siendo el maquillaje un punto importante que está lleno de simbología y/o demostración jerárquica; toman en cuenta cada detalle, nada está por casualidad o error, son calculados para enfatizar su belleza y su capacidad de seducción. Conforme pasa el tiempo van reduciendo la cantidad de maquillaje que usan, así “avisan” al mundo que están madurando y tienen permiso (por así decirlo) de mostrar más de su belleza natural. Los japoneses valoran el paso del tiempo tanto en mujeres como en hombres consideran el envejecimiento como un regalo, hay Geisha de 70 años de edad, no sólo hay mujeres jóvenes.
Su rostro es cubierto con una capa blanca de pintura llamada Shironuri, es una especie de máscara y por eso siempre dejan sin maquillar un espacio de piel entre el nacimiento del cabello y la frente, con el objetivo enfatizar que es una careta, que simboliza su propio arte, un elemento que la identifica con el mundo de la flor y el sauce (Siendo este último el símbolo emblemático de su profesión), mundo de las Geisha.
La nuca es la zona erógena por excelencia en la sexualidad japonesa, una de las principales funciones del maquillaje blanco es la de seducir así que cuando de maquillarlo se trata se dejan dos o tres franjas de piel sin maquillar dependiendo de la ocasión; dicho estilo se remonta al periodo Heian (794-1185 DC) cuando la capital de Japón era Tokio.
Originalmente uno de los componentes del maquillaje blanco era el excremento seco de ruiseñor muy apreciado como tónico para la piel. Posteriormente se hacía con un pigmento a base de plomo lo cual les causó serios problemas de salud o incluso la muerte a muchas. En la actualidad los ingredientes son menos exóticos especialmente se usa polvo de arroz mezclado con agua de rosas hasta crear una pasta espesa y se aplica con una brocha hecha a mano con bambú. El proceso de maquillaje se lleva a cabo en dos etapas: cuando son Maiko una Geisha les enseña como hacerlo, con el tiempo tienen que hacerlo por sí mismas, es una de sus habilidades más reconocidas, llegar a hacerlo con tal maestría y perfección que les permita ser distinguidas por sobre las demás.
Es muy interesante el desarrollo del mismo: preparan la piel para la sesión primero lavando y secando la cara a profundidad para poder aplicar una pasta oleosa llamada Bintsuke-abura que extienden por todo el rostro, primero la suavizan frotándola con las manos y luego la aplican. Después aplican la pintura blanca que ellas mismas elaboran con una brocha de bambú, se toman su tiempo para aplicarla y la extienden desde la frente hasta por debajo del cuello y nuca (a excepción de las franjas) y cubren el resto de la piel que el interior del Kimono no cubre.
Después con una esponja circular sellan la pintura blanca con polvo de arroz para absorber toda la humedad restante e impedir que el maquillaje se cuartee. Después con un lápiz color negro o color café
delinean las cejas en forma de sauce como ellas le llaman, trazan una línea por encima de su ceja original y la difuminan en dirección ascendente hacia el párpado; tradicionalmente utilizaban carboncillo, actualmente utilizan lápices.
Los ojos son delineados en color negro sólo en la orilla del párpado móvil en el nacimiento de las pestañas, las Maiko además usan rojo en las orillas externas del ojo para almendrarlos, no utilizan máscara de pestañas. En ocasiones enfatizan la cuenca del ojo y el párpado fijo con un poco de lápiz de labios rojo que al mezclarse con la base blanca crea un rosa pálido. Por último se maquillan la boca siempre en color rojo, utiliza una barra seca que mojan con agua y aplican con un pincel de pelo natural. Las distintas formas para aplicar el labial depende de su nivel. Por ejemplo las Maiko no colorean el labio superior y las Geisha debutantes sólo maquillan el labio superior, sólo cuando son Geisha o Geiko maquillan los labios por completo; el último toque en los labios para darles una apariencia laqueada aplican azúcar cristalizada mezclada con agua y con la barra labial seca.
Sean Geisha o Geiko siempre maquillan el borde de los labios muy por dentro de forma original ya que para los japoneses una boca pequeña es símbolo de feminidad y belleza. A pesar de ser una profesión esclavizante ya que no pueden casarse o tener novio, sólo hasta que se retiren de forma definitiva. Cuentan con una parte lúdica simbólica que les permite expresar su creatividad, cultura, capacidad de seducción así como mostrar su fragilidad y características de su género.
Sé que me quedo corta en la descripción que pudiera hacer del mundo de las Geisha ya que es rico en simbolismo, tradición y belleza. Este es mi pequeño tributo a la admiración que siento por ellas y su profesión ancestral, en mi último viaje a Japón tuve la oportunidad de (literalmente) toparme con una por las calles de Gion (Barrio donde habitan) en Kioto, hasta me dejó sacarle una foto. Estaba vacía la callejuela por la que caminaba cuando por otra callejuela igual salió de la nada una Geisha casi chocamos cara a cara, con visible emoción de mi parte por ver una Geisha tan de cerca le dije que venía de
México, que me parecía hermosa y que si podía tomarle una foto (todo en inglés), respiró profundamente y contestó en un inglés con claro acento japonés: “Jast one picta” (sic).
Geisha fotografiada por Maripili Senderos en las calles de Gion, Kioto.