Alex López, uno de los maquilladores mexicanos más reconocidos internacionalmente

Por Alejandro Peregrina
Alex López comenzó a trabajar en la industria del maquillaje por accidente, pero su trabajo y voluntad lo llevaron a usar su magia para realizar más de 500 portadas a lo largo de su carrera. ¿Cómo pasó? Alex nos cuenta un poco.
AP: ¿Cómo decides hacerte maquillador?
AL: Por accidente. Mi mentor fue Santiago Cortés. Yo era bailarín para el Ballet Nacional de México. A los 14 empecé a bailar y a los 19 empecé a maquillar. Me lastimé la espalda y mi ortopedista me dice que busque otra cosa que hacer porque ya no podía bailar, entonces me metí a estudiar diseño textil y me puse a diseñar ropa de hombre, pero un amigo que conocía a Santiago me dijo que necesitaba un asistente. En ese entonces yo ganaba 50 pesos a la semana y este señor ofrecía 150 pesos al día, entonces dije “me vale lo que debo hacer, pero lo aprendo” y así fue como llegué al maquillaje. Realmente empecé con el pie derecho porque resulta que este hombre era el #1 en el maquillaje de comerciales en México y ahí aprendí los códigos del mercado. Desafortunadamente este hombre fallece a los seis meses que empiezo a trabajar con él, así que fue como un curso intensivo. De ahí, solito, mi primer trabajo fue una campaña de Nissan que fueron 25 comerciales. Fue monstruoso. A mí me aventaron y me dijeron “hazlo”. Luego de esa campaña me habla un productor para hacer todas las campañas de toallas femeninas, que en ese momento eran los mejores presupuestos. También campañas enormes, pero decidí darme tiempo para hacerlo bien y me fui a estudiar a Milán.
Alex tenía 20 años. De aprendiz a su propio jefe en un año, Alex se vio obligado a aprender cómo manejar un set y sobre iluminación, de manera muy rápida y estudió formalmente después para perfeccionar su trabajo. Con esta explosión tan inmediata en su currículum y una educación en una escuela profesional italiana, ¿cuál era el siguiente escalón?
Pues trabajar con los grandes.
AL: Nunca tuve tiempo de decir “espérenme tantito, que soy nuevo”. Estaba peleando contra maquilladores muy grandes. Ni siquiera me veían como el nuevo, me decían “el niño”.
Gianfranco Fiorenza me revisaba el maquillaje con lupa y con sólo señalar con el dedo, yo ya sabía lo que tenía que modificar. Al segundo trabajo con él ya no tuve que corregir nada en el set.
Alex regresa a México a retomar su ritmo con su cartera de clientes, pero por ese mismo ritmo, a los 23 años, le da un preinfarto y lo mandan a “Descansar”.
AL: Tenía una amiga en Miami, así que me voy a descansar dos semanas y estando allá, una amiga modelo me incita a pedir trabajo en su agencia, en la división de talento. Pedían tener cierta cantidad de portadas para ser considerado, entonces me regresé a México y les mandé cuatro cajas con lo que pude recabar de mi trabajo.
Cuando Alex dice que envió cuatro cajas de su trabajo, realmente quiere decir que en cuatro años de carrera tenía cerca de 200 portadas en —obviamente— medios impresos. Alex tenía 23 años y competía con gente que le llevaba eso o más de experiencia.
AL: Una semana después llegué a Miami y resulta que era Next Model Management, en su división de Artists. Ahí empezó mi carrera en E.E.U.U. y mi primer trabajo fue el catálogo de Bloomingdales y de ahí Victoria’s Secret, Macy’s, editoriales para GQ, Perry Ellis y MTV. Por ahí conocí a Pat…
Pausa. ¿Estamos hablando de LA PAT? ¿La mismísima Pat McGrath? La primera interacción entre ambos, aparentemente, fueron cumplidos por parte de la artista a nuestro novel Alex. ¿Se imaginan un cumplido a su trabajo por una gran maestra de su gremio?
AL: Cuando nos decían en la agencia que tal o tal día íbamos a trabajar con Pat, todos la veíamos como una maestra. Cuando Michael Zeppetello —que en esos años hacía campañas para Dior de lentes, que son beauty extremo con la cámara en la cara— quería empezar a hacer digital, porque empezaba por esos años, Pat no podía ir, entonces llamó a mi agente y le dijo “manden a Alex, el mexicano”.
La chica fotografiada era Olga Kurylenko, ahora una chica Bond. En la imagen Olga tiene una pluma en la nariz, aplicada por Alex —además del maquillaje— y no tiene ni un solo retoque. “Good job” fue la verificación de McGrath más tarde cuando llegó al set.
También Pat fue la que recomendó a Alex para un pequeño trabajo en una pequeña producción llamada Moulin Rouge! para hacer el maquillaje de las voces del tema de la película, Christina Aguilera, Pink y Lil’ Kim. ¿De ahí a dónde va uno? Al estudio de Patrick Demarchellier a fotografiar ángeles de Victoria’s Secret, por supuesto. ¿Y luego? Celine Dion, Uma Thurman y Mariah Carey. Luego Annie Leibovitz y American Apparel, luego los Hamptons con Vanity Fair y todo lo que implican todas esas producciones en ese nivel. Alex apenas estaba cruzando a los primeros años de su tercera década de edad. ¿De los mejores recuerdos de Alex durante esos años? Cuando Tom Ford pidió que Alex maquillara a su madre para una gala en el Met.
AP: ¿Algún desfile?
AL: Los de cajón: Prada, Chanel, Armani, Óscar de la Renta, Carolina Herrera, McQueen; pero los desfiles agudizaban mi ansiedad.
AP: ¿Y tu lienzo favorito?
AL: Hice a Adriana Lima para su primer desfile. Tenía 15 años y era espectacular, pero te voy a decir que lo más impresionante que he visto es Alek Wek. Verla entrar al backstage fue como ver entrar una sombra y todos quedaban impactados. Me tocaba maquillarla y quería ponerme a llorar porque es la persona más divina.
Por esas fechas Alex fue nombrado por su agente y por la revista Make-Up Artist Magazine como uno de los mejores cinco talentos del año. De ahí llamaron Sarah Jessica Parker y Anne Hathaway para una gira. De ahí México una temporada por cuestiones personales y luego Asia y África.
Alex regresa a México para su participación en otro cambio radical. Habiendo trabajado para producciones de Elle México en Nueva York, es invitado a las primeras ediciones de Elle México Diseña para hacer el maquillaje de su querida amiga Sara Galindo —personaje pivotal para la exposición del trabajo mexicano como una fuerza que a la fecha va reclamando su lugar.
Así que después de conocer y trabajar con muchos de los nombres más pesados de la industria —más muchos que nos reservaremos, pero igual de pesados— uno no puede evitar preguntarse cuál es el trabajo favorito que jamás le tocó hacer a Alex y, como el señor no escatima con las sorpresas, la respuesta es inesperada. ¿Listos?
AL: El momento que define mi carrera, para mí, es trabajar con Plácido Domingo y Luciano Pavarotti. Todos pensarían que es la moda, pero no. Conocí a Plácido aquí en México haciendo sus videos para un disco e hice un concierto con ellos en Roma. Esos señores me enseñaron lo que es trabajar con humildad y tener el mismo respeto por el trabajo de todos.
AP: No puedo evitarlo. ¿Cuál es, entonces, con respecto a la moda tu momento favorito?
AL: Unas fotos con Alek Wek en Miami, trabajar con esa piel azul que de por sí brilla como una estrella…
Eso, por si algún día se les suben los humos, es trabajar con los grandes.